A través de un enfoque integral, hemos diseñado un proceso de forestación que consta de tres etapas interrelacionadas. La primera etapa, la siembra inicial, implica la introducción de especies como el eucalipto y diversas especies nativas, destinadas a proteger y restaurar más del 50% del área de cada predio.
En la segunda etapa de enriquecimiento, fortalecemos las plantaciones establecidas mediante la introducción de especies nativas adicionales. Este enfoque aumenta la variedad de flora y fauna presentes en el área, y mejora la adaptabilidad y la resiliencia del ecosistema frente a futuros desafíos ambientales.
Una vez establecidas, nuestras plantaciones entran en un proceso de sucesión natural, donde, después de algunos años, dan paso a la regeneración de bosques nativos. Este proceso de sucesión es fundamental para restaurar la estructura y la funcionalidad de los ecosistemas locales, permitiendo que la biodiversidad florezca y los servicios ecosistémicos se restablezcan.
La siembra de especies nativas no solo recupera áreas degradadas, sino que fortalece la adaptabilidad y resiliencia de los ecosistemas, contribuyendo a la mitigación del cambio climático, la conservación de la biodiversidad y la protección de los recursos hídricos. Su integración en proyectos forestales requiere selección cuidadosa, planificación detallada y monitoreo constante para asegurar el éxito a largo plazo.